martes, 8 de abril de 2014

EL CEREBRO MATERNAL


       Tradionalmente se ha estudiado y descrito  los procesos y cambios fisionlógicos que rodean al embarazo y parto, esto ha permitido conocer la etiología de muchas enfermedades y ha permitido disminuir la morbimortalidad materna y fetal. Sin embargo, se ha prestado poca atención a la bioquímica cerebral del embarazo y parto,a pesar de que los avances en la comprensión de estos mecanismos moleculares que regulan el parto, la lactan­cia, la respuesta al estrés y el comportamiento materno a nivel neuroendo­crino han avanzado. Los cambios que se producen a nivel cerebral son más sutiles y desconocidos por la mayor parte de los obstetras y matronas.      Tratar de entender estos procesos neurobiológicos nos permite pro­fundizar en la comprensión de algunas alteraciones mentales que ocurren después de embarazos y partos en apariencia normales.


CAMBIOS EN EL CEREBRO AL FINAL DEL EMBARAZO:
    Conforme avanza la gestación, el cerebro materno se va transformando, estos cambios se producen a nivel funcional, morfológico y neuroquímico, preparando el drástico cambio que se producirá en la conducta de la madre, cambios que garantizarán la protección y crianza de los hijos, y que conseguirán que dichos cuidados les resulten placenteros y satisfactorios, es decir, que se establezca una relación amorosa entre madre y bebé.  

a) Cambios psíquicos durante el embarazo:
   El embarazo se caracteriza por una creciente sensibilidad emocional y una necesidad de revisar y comprender los vínculos primarios para poder unirse afectivamente con el recién nacido. La psiquiatra Monique Bydlow acuño el término transparencia psíquica para referirse a ese resurgir de recuerdos del pasado que afloran del inconsciente a la consciencia. Si ese recuerdo es grato permitirá a la embarazada imaginarse como será la infancia de su hijo, por el contrario, si fue traumática (abusos, abandono emocional...)puede manifestarse en forma de depresión o angustia importante. Así, la transparencia psíquica del embarazo equivale a una reactivación de procesos psicológicos anteriores no resueltos y puede llevar a una reagudización de duelos anteriores pendientes. Sin embargo, también brinda un momento privilegiado para encontrar soluciones más adaptativas y más rápidas mediante una nueva reorganización de la personalidad.
    A partir del segundo trimestro, los movimientos fetales, actúan como estímulo proyectivo a partir del cual las madres elaboran las fantasías derivadas de la relación con su propia madre, se imagina así misma, a su niño y a su madre, reflejando su historia relacional y los conflictos asociados con ella, es lo que se conoce como representaciones maternas. La dificultad materna para elaborar su función parental durante el embarazo predice una situación de riesgo, por ausencia de modelo materno con el que la mujer se puede identificar. 

b) Neurohoromonas cerebrales y embarazo
   Durante el embarazo se crean nuevas neuronas en algunas áreas cerebrales específicas (hipocampo y bulbo olfatorio) que facilitarán la transición de la conducta materna tras el parto, destinadas a producir un estado de gran sensibilidad y de respuesta a las demandas del recién nacido. El cerebro materno estará muy influído por las siguientes hormonas:
-Prolactina: sus niveles se elevan 15 veces durante el embarazo. Además de preparar el alvéolo mamario para la producción láctea, actúa reduciendo la respuesta al estrés e interviniendo en el desarrollo y mantenimiento de la conducta maternal.
-Progesterona y hormonas esteroideas: la acción de estas hormonas prepara los circuitos neuronales permitiendo la expresión de la conducta materna tras el parto. Inhiben la respuesta al estrés e impide la liberación de oxitocina antes del parto. Una exposición al estrés durante el embarazo podría programar el cerebro del recién nacido de forma adversa, incrmentando los niveles de glucocorticoides en la edad adulta predisponiendolo a padecer patologías afectivas, metabólicas y cardiovasculares.
-Oxitocina y vasopresina: son cruciales en la transición que supone pasar a cuidar del recien nacido. La oxitocina es producida en el cerebro por dos tipos de neuronas, unas que se proyectan a la hipófisis posterior y secretan oxitocina a la circulación sistémica y otras que se proyectan dentro del cerebro y regulan conductas reproductivas, sociales y adaptativas, así como la regulación del sistema nervioso parasimpático, disminuyendo la ansiedad, obsesividad y reactividad al estrés. Durante el embarazo, la premisa, es que estas hormonas se mantengan en reposo, con el fin de que se pueda acumular oxitocina, necesaria para el período de transción que sucede tras el parto. El número de receptores oxitócicos aumenta conforme avanza el embarazo.
     La ansiedad materna durante la primera mitad del embarazo aumenta el riesgo de aborto espontáneo y en la segunda mitad pueden producir cambios persistentes en el sistema adaptativo al estrés del niño, lo que lo harán más vulnerable a trastornos de conducta, emocionales o de hiperactividad. 
     Por todo ello, se hace imprescindible prevenir, diagnosticar y tratar los trastornos de ansiedad en el embarazo.

EL PARTO 
     En los días previos al parto comienzan los pródomos, produciendose una caída rápida de los niveles de progesterona y un aumento de los niveles de estradiol. Este cambio producirá, por un lado, un aumento de la prolactina, y por otro, se inicia la liberación masiva por pulsos de oxitocina. El efecto más conocido de este proceso es el de iniciar, incrementar y mantener las contracciones uterinas con una retroalimentación positiva que culminará con el reflejo de eyección materno. Este reflejo de nacimiento espontáneo es el proceso fisiológico que hace de un parto un acontecimiento mecanicamente exitoso, físicamente tolerable para la madre y seguro para el recién nacido. 
    Sin embargo, la oxitocina, no sólo favorece el inicio y mantenimiento de las contracciones uterinas, sino que prepara el cerebro del niño para resistir mejor el parto, protegiendolo de la hipoxia. 
    En lo referente al niño, en el útero permanece sedado por la baja concentración de oxigeno de la sangre fetal y por el efecto anestésico de los neuroesteroides. El paso de la cabeza fetal por el canal del parto se acompaña de la liberación masiva de catecolaminas. Esta descarga tan alta es denominada por algunos autores como el estrés del parto, un estrés necesario y beneficioso y que se resuelve tras el parto por una estimulación vagal producida por el contacto piel con piel y por la succión temprana, pasando sus dos primeras horas de vida en un estado de alerta tranquila
   En las cesáreas programadas el cambio neurohormonal del recién nacido es totalmente brusco, siendo los niveles de catecolaminas y cortisol bajos, lo que se relaciona con una complicación relativamente frecuente, el distrés respiratorio. Al no existir la descarga de adrenalina, tienen una mayor tendencia a hipoglucemias e hipertermia. 

POSTPARTO INMEDIATO
    Estudios sugieren que el cuerpo de la madre es el hábitat natural para la/el recién nacido desnudo. El contacto piel con piel inmediato postnatal conserva la energía del niño, ajusta su balance ácido-base, la respiración y lo calma. Pero no sólo es beneficioso para el recién nacido, ya que ayuda a la madre adaptando su sistema digestivo y cambiando la conducta maternal.
     Tras el período de alerta tranquila, en las dos primeras horas de vida del niño, y tras el inicio de de lactancia materna, se inicia el desarrollo contínuo de la sincronía materno-filiar que persistirá todo el tiempo que perdure la lactancia (en la especie humana oscila entre los dos años y medio hasta y siete años de vida). Las mismas hormonas que producen la lactancia están involucradas en producir cambios adaptativos a nivel cerebral que facilitarán la conducta materna. Algunos estudios sugieren que las madres que dan el pecho se disminuye la reactividad fisiológica a estímulos estresantes, disminuye la ansiedad y favorecen un estado de bienestar, interantuando de forma más positiva con sus bebés.

   Por lo tanto, en la medida de lo posible, los profesionales sanitarios no deberíamos interrumpir estos procesos con acciones que están injustificadas, muchas veces instauradas por una rutina hospitalaria (por ejemplo con la separación del recién nacido y su madre para la identificación y administración de vitamina k y pomada oftálmica, uso de oxitocina exógena de forma injustificada, no ofrecer ayuda en la instauración de la lactancia materna, etc) ya que alterar las bases neurobioquímicas que regulan estos circuitos en el embarazo, parto y postparto podría producir una mayor susceptibilidad a presentar problemas de salud en la edad adulta.
 
link:
http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/maternidadSaludCiencia.pdf 
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